Confinado.

Me encontraba en casa encerrado por la maldita cuarentena, hacía semanas que no tenía sexo ni perspectivas de tenerlo en las siguientes, esto aún hacía más insoportable estar encerrado en casa, me distraía trabajando, leyendo, practicando yoga y sí, también me masturbaba mucho, más de lo que hubiera querido aunque siempre me ha gustado tocarme…siempre estaba metido en la ducha con agua fría, me llenaba de jabón por todo mi cuerpo atlético, ….1,80m, 80 Kg, ojos azules, castaño y con barba de una semana, no es que tuviera un éxito exorbitado pero a lo largo de mis 37 años no me había falda sexo, eso sí, no con la frecuencia que demandaba mi sistema hormona. Al masturbarme, apretaba mis abdominales, mi pecho, mi espalda, mis hombros, aceleraba mi respiración simulando inconscientemente cuando me excito con una mujer y empezaba a tocar mi pene, mi pene duro y con un vigor impresionante, se desarrollaba mucho hasta el punto que parecía que me iba a reventar el escroto antes de eyacular…al masturbarme y tener todo el pene enjabonado, simulaba el sexo con una mujer, realizando los movimientos de cadera adentro a fuera y presionando en los momentos de máxima excitación. Siempre a la hora de eyacular me gustaba ver mi pene dando espasmos y en cada espasmo ver salir el esperma disparado. Ahí es donde se terminaba mi sexo en cuarentena.

Ese día no fue suficiente con mi dosis de auto sexo matutino, quería una mujer. Que podía hacer tenía alguna amiga que estaba lejos y apenas podíamos salir de casa. Me subí a la terraza después de almorzar con la cabeza ocupada en a quien podría proponerle tener sexo y que pudiera venir a mi casa o yo ir a la suya con la limitaciones del confinamiento. Enseguida vi la luz, me giré hacia el sur, y en una terraza en una casa cercana a la mía vi un tanga negro de mi vecina con 29 primaveras tendiendo toda su ropa interior. Llevaba una camisa de tirantes vieja que utilizaba para limpiar y que dejaba entrever sus pechos voluptuosos. Aún llevaba los pantalones del pijama con lo que se podía entre imaginar sus nalgas como se movían al caminar. Ella no me veía pero a mí se me estaba poniendo dura otra vez, como podía ser que 20 minutos después de masturbarme estuviera tan vigoroso? Me toque mi pene por encima de los pantalones dejando correr mi imaginación, porque no? Entonces ella terminó de tender la ropa y se giró hacía donde estaba yo saludándome enérgicamente…yo hice un movimiento rápido de sorpresa como si me hubiera pillado, cosa que era imposible debido al antepecho que me cubría medido cuerpo, me sentí muy aliviado…. Me pareció que ella se percataba y que incluso le hizo gracia y detectó algo que no era normal. Hablamos durante unos minutos en los cuales ella no paraba de reírse i tocarse el pelo, estaba muy guapa incluso sin arreglar. Mi excitación iba en aumento, no me sentía cómodo con mi cuerpo, creo que lo sentía y debido a eso no paraba de reírse. Nos despedimos dejando entre abierto que podríamos subir a la terraza y hablar en estos días de confinamiento.

Lamenté no haberle contado lo excitado que estaba y más lamenté cuando busque su teléfono y vi que no lo tenía,…Estuve divagando toda la mañana como podía revertir esta situación mirando los contactos de la agenda y mientras miraba el celular, anda,  me salta una solicitud de amistad? Bua, seguro que es de alguien muy aburrido me dije a mí mismo, pero mi sorpresa fue cuando entre al Facebook y vi que era ella, el corazón se me aceleró, mi cabeza empezó a divagar…porque no? Me tranquilicé y me dije a mi mismo que tampoco me estaba pidiendo quedar para tener sexo, solo era una solicitud de amistad, la acepté y la saludé de inmediato. Dejé el móvil en la mesa y enseguida sonó, lo miré y vi que me había devuelto la contestación.  Nos empezamos a mandar mensajes con una fluidez excitante,  y a los 15 minutos surgió el tema del sexo. La chica empezó a contarme el tiempo que hacía que no echaba un polvo y la necesidad de sexo que sentía su cuerpo cuando llegaba la primavera, me parecía irreal pero ahí vi mi oportunidad. Le explique que a mí me pasaba lo mismo y que necesitaba matar esta ansia que me invadía por dentro. Ella me explicó que iba todo el día sin sujetadores debido a que le hacían daño las tetas, como no le iban a hacer daño si estaban enormes. A continuación no pude aguantar más y le conté la situación que había tenido al verla tender su ropa interior en su terraza, en ese momento me puse muy serio y noté que la sangre me corría a toda velocidad por todo el cuerpo.  Ella, empezó a mandarme hileras de emoticonos con caras que se estaban riendo, casi que podía oír y verla retorciéndose de la risa frente al móvil, me quede parado y cuando terminó de reírse de mí me escribió un: Tú también me gustas y me gustaría quedar contigo. Le pregunté que cuando y ella me respondió que vista la situación que teníamos los dos cuanto antes mejor, que ya no podía resistir la inquietud que llevaba por dentro. Su discurrir me encantó sufríamos del mismo mal. Me indicó que en 15 minutos la puerta de mi casa estuviera abierta para entrar rápido en mi casa y no tropezar con ninguna patrulla  de la guardia civil que nos aguar la fiesta. Me pareció perfecto y así es como fue, a los 15 minutos estaba sentado en el salón y la vi entrar con una vestidito suelto rosa con estampados blancos, colores ampos que hacían que su moreno resaltase más.

La invité a sentarse a mi lado y le ofrecí una copa, me contestó que nada de copa a estas horas de la mañana, solo agua. Fui a la cocina y cuando volví estaba tumbada en mi sofá con sus tanguita de encaje negro y con los pechos al aire, se los estaba frotando con una mano y con la otra, de una forma muy natural y al ver mi perplejidad ante la escena inesperada, me pidió que le trajera el agua. Se la di, pero ya no pude contenerme me senté a su lado y en el momento que bebía el agua fresca yo  empecé a acariciarle los pechos duros y grandes al mismo tiempo que le estaba apretando el culo con mucha menos suavidad que los pecho. En una de esas caricias vi que se le cayó el agua por su pecho, se rio más que por caérsele el agua por el vigor que vio en mí. Dejó el vaso sobre la mesa y se tumbó boca arriba dejando todo su cuerpo a la vista y con los brazos apoyando en su cabeza. Le dije que no podía creer lo que me estaba pasando y ella me dijo “fóllame, hazme disfrutar” y así fue, me senté encima de ella y me quite la camisa. Mi polla estaba dura y así se lo hice saber al restregarme sobre sus braguitas, ella enseguida me sacó mi pene y soltó una risita al ver que estaba muy dura, empezó a tocármela arriba y abajo mientras yo le cogía los dos pechos, los juntaba apretándolos mucho más excitado y me puse a comérselos, chupando y succionando los pezones, haciendo círculos con mi lengua sobre estos, vi la excitación en ella cosa que me hizo ponerme más tenso y con más ganas, estaba a punto de explotar. Bajé mordiendo todas las partes de su cuerpo, suavemente aunque haciéndole sentir mis dientes hasta que llegue a sus braguitas, se las quité de inmediato. Me dijo que estaba muy excitada y que no aguantaría mucho… al ver como estaba de mojada su vagina confirmé que la iba a hacer disfrutar. Le abrí la vagina con las manos hasta visualizar su clítoris y me puse entre sus piernas a pasar la lengua de arriba abajo por toda la vagina hasta que me centré en el clítoris. Al unísono, me estaba masturbando a la vez que con la punta de la lengua le tocaba el clítoris variando de arriba abajo de un lado a otro, en círculos y apretando mi lengua sobre este, siempre variando y cada cambio que hacia la notaba más excitada hasta que oí su grito de placer y apretó sus piernas sobre mi cabeza, se estaba corriendo en mi boca…volvió a gritar e hizo un espasmo que cerró las piernas contra mi cabeza, yo no paré de succionar hasta que me quitó con las dos manos mi cabeza de entre sus piernas. Le dije que si ya había terminado y si quería descansar y me contestó que para nada me hizo levantarme del sofá ponerme de pie delante de ella y empezó a chupármela y al ver que estaba dura metiéndosela hasta la garganta sentí que me iba a correr y la quite quería penetrarla. Así se lo dije e inmediatamente me dijo que sobre la mesa del salón. Se tumbó encima de ella y abrió las piernas, no pude evitar volver a pasarle la lengua sobre su clítoris hasta que me pidió que la quería dentro. Me puse las piernas en mis hombros y empecé a penetrarla fuerte mientras le apretaba los pechos y la veía retorcerse de placer, eso a mí me tensó el cuerpo, me aceleró el pulso y la respiración. La cogí de los muslos y la penetré con fuerza, ya le había ofrecido un orgasmo y ahora no iba a contenerme. La penetré rápida y fuertemente haciendo sonar sus nalgas sobre mi pelvis, oyendo sus gritos y suspiros de placer y sin detenerme hasta que me corrí.

Los dos nos quedamos exhaustos tumbados sobre la mesa, mi cuerpo sobre el suyo pero dispuestos a repetir. Al parecer la cuarentena se presentaba cada vez mejor.